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20 Jamor y su hijo Siquén fueron a la entrada del pueblo y les dijeron a los habitantes:

21 —Estos hombres son nuestros amigos. Déjenlos quedarse a vivir y hacer negocios aquí. Miren, hay bastante espacio para ellos. Tomemos a sus hijas para casarnos y démosles nuestras hijas para que se casen. 22 Sólo con esta condición ellos van a aceptar quedarse a vivir con nosotros y convertirnos en un solo pueblo: Así como ellos están circuncidados, todo hombre entre nosotros debe hacerse la circuncisión.

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